El lamarckismo
En 1809, Lamarck publicó su obra fundamental, Filosofía Zoológica, y en ella afirma que los seres vivientes poseen una tendencia a desarrollarse y a multiplicar sus órganos y sus formas, dando lugar a que éstos sean cada vez más perfectos. Según esta teoría, todas las especies vegetales y animales proceden de otras especies anteriores menos desarrolladas y más imperfectas.
En su Filosofía Zoológica expone la primera tentativa de elaboración de una teoría sistemática de la evolución de los organismos vivos, es decir, las tesis que lo convierten en uno de los primeros defensores del evolucionismo. Desde una perspectiva en conjunto deísta, según la cual la Naturaleza constituye una totalidad regulada por leyes establecidas por el Creador, pero que funcionan de modo riguroso y son cognoscibles por la ciencia, Lamarck cree que las especies animales se desarrollan una a partir de la otra, de las más simples a las más complejas. Por ello concibe la evolución de los órganos animales como una reacción y adaptación de los individuos al ambiente, y teoriza la transmisión hereditaria de los caracteres adquiridos favorables a la adaptación al ambiente.
Lamarck pensó siempre en los organismos en relación con su comportamiento en la naturaleza y con los desafíos planteados por los ambientes cambiantes. Rechazó las concepciones catastrofistas admitidas en su tiempo, considerando que «este medio cómodo de explicar las cosas no tiene otro fundamento que el imaginativo que lo ha creado y que no puede apoyarse en ninguna prueba». «¿Por qué suponer –decía– sin pruebas una o varias catástrofes universales, cuando la marcha de la Naturaleza basta para explicar los hechos que observamos en todas sus partes?».
Contra el fijismo aducía que, si las especies hubieran sido fijadas en la Creación y se mantuviesen estáticas desde siempre, no podrían sobrevivir a los cambios medioambientales. Por tanto, deberían adaptarse constantemente, aunque cambiaran poco en apariencia. Lamarck accedió a la hipótesis transformista al tratar de encontrar una respuesta al problema de la extinción de las especies. Al comparar las ostras fósiles de su colección con otros ejemplares modernos, llegó a la conclusión de que unas habían evolucionado hasta transformarse en las otras. En realidad, las antiguas especies no se habían extinguido, sino que sólo se habrían modificado hasta convertirse en las actuales. Más adelante consideró el desarrollo –evolución– de la vida como un proceso lento, suave y gradual, planteamiento que prefigura el gradualismo darwinista.
Lamarck recoge en su obra la idea aristotélica de la gran cadena de seres u ordenación lineal de los distintos grupos de organismos.
El darwinismo
A la vuelta de su viaje, mientras intentaba poner orden en todos estos datos, leyó la obra de Malthus Primer ensayo sobre la población, en la cual se advierte que la población humana tiende a aumentar más deprisa –en progresión geométrica– que los recursos necesarios para la subsistencia que, en el mejor de los casos, lo hacen en progresión aritmética:
La capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la Tierra para producir alimentos para el hombre [...] La población, si no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica. Los alimentos tan sólo aumentan en progresión aritmética. Basta con poseer las más elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa diferencia a favor de la primera de estas dos fuerzas (Malthus, T.R., Primer ensayo sobre la población, Madrid, Alianza, 1966, p. 53)
Como consecuencia de ello, supone Malthus, se produce una “lucha por la existencia”. Los recursos son limitados y, en consecuencia, ha de producirse una lucha por la consecución de estos recursos; esta lucha es a muerte. Ahora bien, ¿quiénes y dotados con qué cualidades sobreviven al enfrentamiento de la población? Herbert Spencer respondió que quienes sobrevivían eran “lo selecto de su generación”, los más aptos. De este modo, la especie humana progresa, y Darwin aplicó este razonamiento a las especies animales para explicar su origen y diferenciación. De este modo nacía el Origen de las especies y, con él, la teoría evolucionista.
Lo que Darwin extrajo de la lectura de Malthus fue que el proceso de selección natural ejerce una presión que fuerza a algunos a “abandonar la partida” y a otros a “adaptarse” y a “sobreponerse”. Es decir: la lucha por la existencia en el mundo orgánico, dentro de un ambiente cambiante, engendra alteraciones orgánicas, en el curso de las cuales, sobreviven los más aptos, los cuales transmiten a sus descendientes esas características más favorables. En esto consiste básicamente la selección natural.
¿Cómo evolucionan las especies?
El principal argumento a favor de la evolución es la existencia del registro fósil. Sin embargo, éste es tremendamente incompleto, en el sentido de que el registro fósil rara vez muestra transiciones graduales entre diferentes estadios evolutivos de una misma especie; en vez de ello lo que nos encontramos son saltos. Darwin explicó los “saltos” del registro fósil diciendo que el registro era incompleto. Sostenía que, si una misma persona pudiera recoger fósiles que representaran de manera más completa el paso del tiempo, vería las formas de transición entre especies. Una explicación alternativa, planteada por Niles Eldredge y Stephen Jay Gould nos dice que las especies nuevas aparecen como resultado de acontecimientos relativamente súbitos y no como consecuencia de transiciones graduales lentas.
Según Darwin, las especies nuevas aparecen por la adición gradual de rasgos nuevos a una especie existente, de modo que, si se examina la población en un punto del tiempo, se verán todas las características de la especie antecesora, mientras que un examen de un momento posterior, quizá correspondiente a un millón de años después, mostrará una especie relacionada, pero diferente, que tiene rasgos nuevos. Y en cualquier momento intermedio habría estadios de transición, con las características nuevas desarrolladas aún de forma incompleta. La transición evolutiva, decía, afecta a toda la población de una especie. A esta teoría se le ha dado el nombre de “gradualismo filético”.
Esta idea de Darwin ha sido criticada por Gould en los siguientes términos:
Siempre ha habido problemas con el gradualismo, en particular, con la transición entre los diseños orgánicos principales: de los invertebrados a los vertebrados, por ejemplo, y de los peces sin mandíbulas a los provistos de ellas. Nadie ha resuelto nunca el viejo dilema de Mivart de “las etapas incipientes de estructuras inútiles”. Por ejemplo, la mandíbula es una maravillosa obra de ingeniería; los mismos huesos funcionaban igualmente bien para aguantar el arco branquial de un antecesor desprovisto de mandíbula. Pero ¿podemos realmente construir una serie gradual de formas intermedias que funcionen? ¿Para qué sirven una serie de huesos desligados de las branquias, pero todavía demasiado alejados para funcionar como una boca? ¿Se trasladaron hacia delante, milímetro a milímetro, hasta alcanzar finalmente una posición coordenada alrededor de la boca?
Darwin básicamente respondió que tenía que existir una serie gradual de intermediarios, y que nuestra incapacidad para especificar su función lo único que expresa es nuestra falta de imaginación. Darwin dijo: «Si se pudiera demostrar que existió cualquier órgano complejo sin posibilidades de haberse formado por numerosas modificaciones leves y sucesivas, mi teoría se derrumbaría totalmente».
En 1809, Lamarck publicó su obra fundamental, Filosofía Zoológica, y en ella afirma que los seres vivientes poseen una tendencia a desarrollarse y a multiplicar sus órganos y sus formas, dando lugar a que éstos sean cada vez más perfectos. Según esta teoría, todas las especies vegetales y animales proceden de otras especies anteriores menos desarrolladas y más imperfectas.
En su Filosofía Zoológica expone la primera tentativa de elaboración de una teoría sistemática de la evolución de los organismos vivos, es decir, las tesis que lo convierten en uno de los primeros defensores del evolucionismo. Desde una perspectiva en conjunto deísta, según la cual la Naturaleza constituye una totalidad regulada por leyes establecidas por el Creador, pero que funcionan de modo riguroso y son cognoscibles por la ciencia, Lamarck cree que las especies animales se desarrollan una a partir de la otra, de las más simples a las más complejas. Por ello concibe la evolución de los órganos animales como una reacción y adaptación de los individuos al ambiente, y teoriza la transmisión hereditaria de los caracteres adquiridos favorables a la adaptación al ambiente.
Lamarck pensó siempre en los organismos en relación con su comportamiento en la naturaleza y con los desafíos planteados por los ambientes cambiantes. Rechazó las concepciones catastrofistas admitidas en su tiempo, considerando que «este medio cómodo de explicar las cosas no tiene otro fundamento que el imaginativo que lo ha creado y que no puede apoyarse en ninguna prueba». «¿Por qué suponer –decía– sin pruebas una o varias catástrofes universales, cuando la marcha de la Naturaleza basta para explicar los hechos que observamos en todas sus partes?».
Contra el fijismo aducía que, si las especies hubieran sido fijadas en la Creación y se mantuviesen estáticas desde siempre, no podrían sobrevivir a los cambios medioambientales. Por tanto, deberían adaptarse constantemente, aunque cambiaran poco en apariencia. Lamarck accedió a la hipótesis transformista al tratar de encontrar una respuesta al problema de la extinción de las especies. Al comparar las ostras fósiles de su colección con otros ejemplares modernos, llegó a la conclusión de que unas habían evolucionado hasta transformarse en las otras. En realidad, las antiguas especies no se habían extinguido, sino que sólo se habrían modificado hasta convertirse en las actuales. Más adelante consideró el desarrollo –evolución– de la vida como un proceso lento, suave y gradual, planteamiento que prefigura el gradualismo darwinista.
Lamarck recoge en su obra la idea aristotélica de la gran cadena de seres u ordenación lineal de los distintos grupos de organismos.
El darwinismo
A la vuelta de su viaje, mientras intentaba poner orden en todos estos datos, leyó la obra de Malthus Primer ensayo sobre la población, en la cual se advierte que la población humana tiende a aumentar más deprisa –en progresión geométrica– que los recursos necesarios para la subsistencia que, en el mejor de los casos, lo hacen en progresión aritmética:
La capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la Tierra para producir alimentos para el hombre [...] La población, si no encuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica. Los alimentos tan sólo aumentan en progresión aritmética. Basta con poseer las más elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa diferencia a favor de la primera de estas dos fuerzas (Malthus, T.R., Primer ensayo sobre la población, Madrid, Alianza, 1966, p. 53)
Como consecuencia de ello, supone Malthus, se produce una “lucha por la existencia”. Los recursos son limitados y, en consecuencia, ha de producirse una lucha por la consecución de estos recursos; esta lucha es a muerte. Ahora bien, ¿quiénes y dotados con qué cualidades sobreviven al enfrentamiento de la población? Herbert Spencer respondió que quienes sobrevivían eran “lo selecto de su generación”, los más aptos. De este modo, la especie humana progresa, y Darwin aplicó este razonamiento a las especies animales para explicar su origen y diferenciación. De este modo nacía el Origen de las especies y, con él, la teoría evolucionista.
Lo que Darwin extrajo de la lectura de Malthus fue que el proceso de selección natural ejerce una presión que fuerza a algunos a “abandonar la partida” y a otros a “adaptarse” y a “sobreponerse”. Es decir: la lucha por la existencia en el mundo orgánico, dentro de un ambiente cambiante, engendra alteraciones orgánicas, en el curso de las cuales, sobreviven los más aptos, los cuales transmiten a sus descendientes esas características más favorables. En esto consiste básicamente la selección natural.
¿Cómo evolucionan las especies?
El principal argumento a favor de la evolución es la existencia del registro fósil. Sin embargo, éste es tremendamente incompleto, en el sentido de que el registro fósil rara vez muestra transiciones graduales entre diferentes estadios evolutivos de una misma especie; en vez de ello lo que nos encontramos son saltos. Darwin explicó los “saltos” del registro fósil diciendo que el registro era incompleto. Sostenía que, si una misma persona pudiera recoger fósiles que representaran de manera más completa el paso del tiempo, vería las formas de transición entre especies. Una explicación alternativa, planteada por Niles Eldredge y Stephen Jay Gould nos dice que las especies nuevas aparecen como resultado de acontecimientos relativamente súbitos y no como consecuencia de transiciones graduales lentas.
Según Darwin, las especies nuevas aparecen por la adición gradual de rasgos nuevos a una especie existente, de modo que, si se examina la población en un punto del tiempo, se verán todas las características de la especie antecesora, mientras que un examen de un momento posterior, quizá correspondiente a un millón de años después, mostrará una especie relacionada, pero diferente, que tiene rasgos nuevos. Y en cualquier momento intermedio habría estadios de transición, con las características nuevas desarrolladas aún de forma incompleta. La transición evolutiva, decía, afecta a toda la población de una especie. A esta teoría se le ha dado el nombre de “gradualismo filético”.
Esta idea de Darwin ha sido criticada por Gould en los siguientes términos:
Siempre ha habido problemas con el gradualismo, en particular, con la transición entre los diseños orgánicos principales: de los invertebrados a los vertebrados, por ejemplo, y de los peces sin mandíbulas a los provistos de ellas. Nadie ha resuelto nunca el viejo dilema de Mivart de “las etapas incipientes de estructuras inútiles”. Por ejemplo, la mandíbula es una maravillosa obra de ingeniería; los mismos huesos funcionaban igualmente bien para aguantar el arco branquial de un antecesor desprovisto de mandíbula. Pero ¿podemos realmente construir una serie gradual de formas intermedias que funcionen? ¿Para qué sirven una serie de huesos desligados de las branquias, pero todavía demasiado alejados para funcionar como una boca? ¿Se trasladaron hacia delante, milímetro a milímetro, hasta alcanzar finalmente una posición coordenada alrededor de la boca?
Darwin básicamente respondió que tenía que existir una serie gradual de intermediarios, y que nuestra incapacidad para especificar su función lo único que expresa es nuestra falta de imaginación. Darwin dijo: «Si se pudiera demostrar que existió cualquier órgano complejo sin posibilidades de haberse formado por numerosas modificaciones leves y sucesivas, mi teoría se derrumbaría totalmente».
* Información obtenida de
http://www.educajob.com/xmoned/temarios_elaborados/filosofia/El%20t%E9rmino%20evoluci%F3n.htm
http://www.educajob.com/xmoned/temarios_elaborados/filosofia/El%20t%E9rmino%20evoluci%F3n.htm
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